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Lumbalgia y estrés

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«Pero, ¿todo este dolor está causado sólo por el estrés?» Es una de las preguntas más frecuentes que me hacéis en consulta. Mientras que el otro día hablábamos sobre la lumbalgia, sus causas físicas y sus tratamientos. Hoy he preguntado a Beatriz, la psicóloga que colabora con nosotros sobre la relación de la lumbalgia y estrés, y este es el post que nos ha escrito:

¿Qué es la lumbalgia?

Tal y como muestra la OMS, los dolores lumbares son la principal causa de incapacidad en todo el mundo y el origen de 1/3 de los casos de las bajas por invalidez. Además, se ha visto que la lumbalgia es una de las patologías que más puede alargarse, prolongando la incapacidad por varios años. Se calcula que entre el 70 y el 90% de las personas del mundo sufrirá lumbalgia alguna vez en su vida: entre un 5 y un 25% lo hará anualmente, mientras que el 50% lo hará en edad laboral.

Se considera que la lumbalgia es un dolor o conjunto de dolores localizados entre la última costilla y la zona glútea, que pueden expandirse a las extremidades y tienen su origen en una alteración subyacente, que suele ser muscular, traumática o de tipo no mecánico, como las causadas por un tumor.

Hay ocasiones en las que a pesar de hacer una valoración exhaustiva, tanto con pruebas de imagen y otras evaluaciones, no se encuentra una causa demostrable del dolor. En estos casos, es interesante valorar si hay algún aspecto emocional o tensional en la vida del paciente que pueda estar generando ese dolor. Esto no quiere decir, como muchas veces se tiende a pensar, que el dolor no existe y que nos lo estamos inventando, sino que a pesar de que no ha habido ningún golpe, ningún sobresfuerzo, etc., sí que encontramos toda esa zona muscular en tensión y con contracturas típicas de la lumbalgia.

Que no haya una causa física no quiere decir que nos estemos inventando el dolor, sino que, a pesar de no haber ninguna causa física probable, nos encontramos toda esa zona muscular en tensión y con contracturas activas típicas.


Relación emociones y dolor

Las emociones y la experiencia emocional están estrechamente relacionadas. Si nos ponemos técnicos, algunos modelos que explican la relación Emoción-Dolor han encontrado una fuerte relación entre el sistema de modulación nociceptiva (es decir, el sistema que regula cuándo, cómo y cuánto dolor sentimos) y el sustrato neuroquímico de las emociones (es decir, los cambios que sufrimos a nivel cerebral para generar y sentir las emociones). Estos modelos, han observado que esos cambios cerebrales producidos por las emociones, favorecen o dificultan la regulación del sistema que controla el dolor, haciendo que padezcamos más o menos dolor según la emoción que sintamos en el momento.

Si analizamos manera en que nos sentimos cuando llevamos mucho tiempo sintiendo dolor sin mejoras (lo que en psicología se conoce como «componente afectivo del dolor crónico») nos encontramos toda una gama de emociones mayoritariamente negativas. Destacan la presencia de depresión, ansiedad e ira ante el dolor crónico. A su vez, esta depresión, esta ansiedad y esta ira, se relacionan con la creación, mantenimiento y aumento del dolor, haciendo que padezcamos más dolor, de manera más mantenida y más intensa.

Mª Magdalena Truyols, Mª Magdalena Medinas et cols. hicieron un estudio interesantísimo sobre esta relación existente entre la lumbalgia y la depresión, la ira y la ansiedad (si quieres leer el estudio original, pincha aquí). En él, encontraron que los pacientes con lumbalgia crónica puntuaban más alto en depresión, estrés y ansiedad. Aunque no fue estadísticamente significativo, también encontraron que los pacientes con lumbalgia crónica obtenían puntuaciones superiores en Ira, de modo que mostraban propensión general para experimentarla y expresarla sin provocación. Destaca que las mujeres son quienes más sufren estos estados emocionales negativos, por encima de los hombres.

Los cambios cerebrales producidos por las emociones, favorecen o dificultan la regulación del sistema que controla el dolor, haciendo que padezcamos más o menos dolor según la emoción que sintamos en el momento.

Relación de emociones y contracturas

Se han hecho muchas revisiones sobre la relación entre los factores emocionales, el estrés y los dolores producidos por la lumbalgia. En primer lugar, se sabe que los factores emocionales influyen poderosamente en los dolores lumbares, tanto de forma positiva como negativa.

Una persona con irritación nerviosa puede hacer contracturas musculares fácilmente como una respuesta inconsciente. Cuando padecemos contracturas musculares de manera prolongada en el cuerpo, es más fácil que haya dificultades en la zona para que llegue la sangre y todos los nutrientes, lo cual ayuda a que aparezca o se mantenga el dolor.

Una persona con irritación nerviosa puede hacer contracturas musculares como una respuesta inconsciente.

Causas psicológicas de la lumbalgia

Si seguimos el modelo o paradigma de la Salud biopsicosocial, las causas psicológicas de la lumbalgia pueden agruparse en:

  • Alto nivel de estrés
  • Alto nivel de ansiedad
  • Problemas emocionales
  • Pensamientos negativos recurrentes
  • Alto nivel de autoexigencia física
  • Psicopatologías: depresión, trastornos psicosomáticos, etc.

Si buscamos la principal causa psicológica del dolor de espalda, esta es claramente el estrés y los estados emocionales negativos. Estos provocan alteraciones viscerales y dolores reflejos, pero también alteran la postura: cuando sufrimos mucho estrés, los hombros se doblan hacia adelante, y el cuerpo se retuerce sutilmente como una espiral, con el tronco a la derecha y la pelvis y las piernas a la izquierda. Curiosamente, las ciáticas y las lumbalgia relacionadas con el estrés y los factores emocionales negativos, suelen presentar el dolor en el lado izquierdo.

Es importante hacer hicanpié en que cuanto más joven se sufra de estrés, más grave es la alteración postura, siendo más marcada si se produce en la infancia y adolescencia, y menos si se produce durante la etapa adulta. Si quieres más información sobre relación entre el estrés y la alteración postural, pincha aquí.

Cuando sufrimos mucho estrés, los hombros se doblan hacia adelante, y el cuerpo se retuerce sutilmente como una espiral, con el tronco a la derecha y la pelvis y las piernas a la izquierda.

¿Cómo puede el estrés empeorar la lumbalgia?

Hay varios aspectos que pueden hacer que una lumbalgia duela más, o que incluso pueden frenar la mejoría ante el tratamiento aplicado. Los principales implicados son:

  1. Las creencias erróneas. Es la principal causa de no avanzar con el tratamiento de la lumbalgia. Un ejemplo de una creencia errónea es creer que la lumbalgia es producto de una patología mayor. O, por ejemplo, tener más confianza en los tratamientos que da el fisioterapeuta que en los ejercicios que hay que realizar.
  2. Los factores laborales: aquí podemos agrupar las bajas de corta duración, una falta de satisfacción con el trabajo, falta de contención laboral, etc.
  3. Los problemas emocionales: como el estrés, la ansiedad y la depresión entre otros. Como hemos comentado anteriormente, estos factores junto a la ira se encuentran estrechamente relacionados con el sistema del dolor.
  4. La actitud contraproducente ante el dolor: asumir que va a persistir y a limitar la calidad de vida de forma permanente.
  5. El miedo al dolor y la consiguiente reducción de la actividad: dejar de hacer tareas que provocan el más mínimo aumento del dolor o incluso las que no lo provocan pero el sujeto cree que puede hacerlo. Incluso podemos evitar actividades que antes nos resultaban placenteras como correr, hacer ejercicio, tener relaciones con nuestra pareja, etc.
  6. La autopercepción de mala salud.

En el caso de que se observen estos síntomas, sería recomendable una consulta interdisciplinar con un profesional de la salud mental  para poder valorar mejor la situación. Así se podrá dar el enfoque adecuado para avanzar en el tratamiento de la lumbalgia. Si quieres más información sobre los tratamientos de fisioterapia efectivos en la Lumbalgia Inespecífica, pincha aquí.

¿Qué podemos hacer psicológicamente para no sufrir lumbalgia o reducir su dolor?

Lo más importante para reducir el dolor de la lumbalgia, es controlar el estrés. Hoy en día llevamos un nivel de vida bastante frenético, con horarios laborales inacabables, la situación económica y política actual…

Es importante, tomarnos al menos entre 2 y 10 minutos al día para parar. Lo más recomendable sería comenzar con ejercicios de meditación y relajación. Aun así, simplemente con parar entre dos y diez minutos al día, y respirar profundamente, es suficiente (si quieres aprender a hacer ejercicios de respiración, la fisioterapia respiratoria puede ser una buena opción). Lo importante es abstraerse de todo lo demás, estar en un lugar tranquilo y centrarte durante los minutos que tú elijas en respirar pausadamente. Si estás en algún sitio como el transporte público, puedes usar los cascos con música relajante.

Es muy importante también empezar a tomar las riendas de nuestra vida y dejar de esperar que vengan los demás a salvarnos. Hacer los ejercicios que te recomiende el fisioterapeuta, disminuye el dolor y hace que la recuperación sea más rápida. Además, que aumenta la autoestima y confianza, De esta forma,disminuye el miedo por retomar tu vida normal, y mejora tu percepción de tu salud.

Es importante también pedir ayuda. Si nos encontramos con un dolor lumbar incapacitante, es importante no forzar demasiado la maquinaria. Si tu trabajo es físicamente muy exigente, o si tienes que encargarte de toda la casa y los niños por tu cuenta, pide ayuda. Seguro que las personas de tu alrededor lo comprenderán y te echarán una mano, a todos nos ha dolido la espalda alguna. Igualmente, si observas que te encuentras con el ánimo más bajo que de costumbre, con más ansiedad, que el tratamiento físico no avanza… Acude a un profesional de la salud mental.

Si sufres lumbalgia y estás embarazada, esta entrada podría interesarte.

Imagen de cabecera extraída de luapsicologia.com

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